Discurso de año nuevo de la presidenta eslovaca, Zuzana Čaputová

Discurso de año nuevo de la  presidenta eslovaca, Zuzana Čaputová

Estimados compatriotas,

Me dirijo a Ustedes en el comienzo del año nuevo, con el deseo de transmitirles esperanza. La esperanza es algo que todos compartimos y es también lo que más les deseo a todos Ustedes. Qué estén sanos y contentos en el seno de sus familias, que gocen de las pequeñas alegrías que forman nuestro día a día. Nos lo deseo a todos nosotros, que aprovechemos las oportunidades que nos brindará el año venidero, para que conjuntamente seamos exitosos en el proceso de la formación de una Eslovaquia próspera, nuestro común hogar. Meencantaría brindar a los eslovacos las palabras que tanto todos necesitan oír, sin embargo, ello no sería algo cierto. Mis palabras serán, espero, un mensaje de esperanza, que cada uno de nosotros puede llevar a su vida.

Las relaciones personales, la atmósfera de la sociedad no es algo constante, inmutable. Lo somos nosotros mismos que creamos nuestra realidad. Con tristeza y desilusión percibo como la vulgaridad, la rudeza y la manipulación van adquiriendo siempre más espacio en el debate público. Como nos vamos acostumbrando lentamente a que el conflicto personal sea un método laboral legítimo. Como si la única manera de imponer nuestras ideas fuera humillar a nuestro contrincante. Las palabras son usadas con intereses específicos, sin responsabilidad por sus consecuencias, haciendo callar la conciencia. Estamos ya cansados de tanto conflicto que nos separa. Sin embargo, una vez pasados estos conflictos, vamos a vivir aquí conjuntamente. Cuanto más respetuosos y generosos seamos hoy y cuanto menos nos separemos uno del otro, tanto mejor vamos a manejar la situación después de las elecciones parlamentarias, aunque sus resultados no sean acordes con lo que habíamos esperado. Todos juntos, ahora, creamos Eslovaquia. Y todo aquel a quien le importe la prosperidad de nuestra república, tiene que ver en el otro a su hermana, su hermano, el ciudadano, el ser humano, da igual qué opinión respalde. Por el bien de nuestro país todos hemos de cooperar.

Durante el año pasado ocurrieron en Eslovaquia varios acontecimientos que han confirmado que sabemos ser compasivos, generosos y desinteresados. Sobre todo, cuando nos une alguna tragedia, en la cual nuestros conciudadanos han perdido vidas y bienes. El potencial de solidaridad en Eslovaquia es mucho mayor de lo que suponemos y nos demuestra que Eslovaquia es un país de gente buena. Y eso es razón para estar orgulloso y agradecido.

Estimados conciudadanos, cuando hablo sobre solidaridad, no me refiero a aquellos que han violado la Ley y que, desgraciadamente, sigan actuando sin haber asumido su responsabilidad por los hechos. Las reglas han de valer igual para todos. La demanda de asunción de responsabilidad por nuestros actos, o sea justicia y el orden en la vida real, es nuestra mayor deuda desde noviembre 1989. Acaba un año importante, durante el cual fue revelada una realidad escondida, en cierto modo chocante. A través de las grabaciones publicadas nos hemos enterado que varias personas que debieran ser los más fieles servidores de la justicia y del interés público, actuaban a favor de los transgresores de la Ley. A nadie resulta confortable ver como un hombre sospechoso de los delitos más graves ofende, humilla y corrompe al antiguo procurador general, siendo éste su servidor.

Así que los problemas que afrontamos no son menudos, sin embargo, espero que gracias a investigadores y fiscales profesionales asistamos a un proceso de limpieza. Lo importante es que no se detenga, sino que continúe. Tal y como dice la Biblia, conocer la verdad, libera. Éste debería ser nuestro lema para el próximo año, año de oportunidades.

En menos de dos meses el votante va a convertirse en quien decida quién y en qué medida va a representar a los ciudadanos en el parlamento. Aprovechémoslo y acudamos a las urnas, por favor. Está en nuestras manos hacer del año 2020 un año de oportunidades aprovechadas. Acabemos las reformas en la sanidad para que reduzcamos el número de fallecimientos evitables, para que aseguremos la suficiente cantidad de médicos y enfermeras y unas condiciones bajo las cuales los pacientes confíen en el sistema sanitario.

Somos el país con el envejecimiento más rápido de entre de los países miembros de la Unión Europea y nos faltan establecimientos para cuidar permanentemente a nuestras personas mayores. ¡Creemos un sistema estable de atención a nuestros jubilados! Y cumplamos también nuestros compromisos en cuanto al rescate de nuestro clima, dando pasos ambiciosos.

Deberíamos pensar en nuestros jóvenes y en cómo atraerlos para que se queden en su país natal. En un par de años serán los pilares de nuestra sociedad. Y tampoco nos olvidemos de nuestra cultura ni del patrimonio cultural. Nos ayudan a abrazar la belleza, reflejan el eterno conflicto entre el bien y del mal, reaniman nuestra memoria colectiva y nos retan para meditar sobre cuestiones éticas y las preguntas por el sentido de la vida. Claro está, que todo lo dicho no lo vamos a solucionar en un año, tampoco en un período electoral, sin embargo, todos los ámbitos de nuestra vida requieren pasos concretos y reales, emprendidos ya en 2020. No nos dejemos desanimar por los grandes retos que son nuestras metas. Más bien concentrémonos en el camino y en los pasos particulares. Seamos honestos en nuestra labor, cada uno en su parte de realidad, de la cual es responsable.

Una cosa que he de destacar es la confianza. No tan sólo la confianza en nuestros propósitos, sino también en las instituciones. A pesar de que varios individuos han fallado, no perdamos la confianza en la policía, la procuraduría, la justicia, en la atención sanitaria, bombarderos o funcionarios. Muchos de ellos han ejercido una labor exquisita, algunos de ellos heroica, salvando las vidas. Y tampoco todos los políticos se merecen nuestra desconfianza. Al contrario. En este país viven personas maravillosas y son nuestro tesoro y potencial más valioso. Tenemos varias razones para estar orgullosos. Somos un socio respetado y estable en el extranjero y nuestros ciudadanos han conseguido diversos resultados a nivel mundial. Evitemos los errores de la democracia joven que somos, sobre todo la falta de justicia y aprovechemos nuestras capacidades: juntos, colaborando, disfrutando de un abanico amplio de opiniones y actitudes, con respeto a la verdad y a la humanidad. Qué el 2020 sea el año de oportunidades aprovechadas. ¡Lo conseguiremos!

Mária Mangová, Foto: Prezident.sk

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