Durante su estancia en la ciudad de Košice, el Santo Padre realizó una visita al conocido como "mayor barrio de pobres" del país, Luník IX. Fue recibido por más de 2.000 personas, mientras otras 1.000 observaban desde las ventanas y balcones. Algunos ciudadanos romaníes compartieron con el Papa su testimonio de vida. En su discurso, Francisco enfatizó que los prejuicios solo aumentan la distancia entre la gente. Destacó el trabajo pastoral de integración, así como también la labor con refugiados, presos y marginados. Según él, nadie en la iglesia puede sentirse marginado. También acentuó que el futuro pertenece a los niños y sus grandes sueños no pueden ser rotos por las barreras. Invitó a los romaníes a superar los miedos y las heridas del pasado con un trabajo honesto, consiguiendo el pan de cada día con dignidad, construyendo así la confianza mutua.
En Luník IX vive la comunidad más grande de etnia romaní en Eslovaquia. A pesar de que originariamente fue construido para 2.500 habitantes, se estima que en la actualidad viven entre 6500 y 7000 personas. Los estándares de vida son bajos, servicios como el gas, agua, y electricidad sufren de frecuentes interrupciones, ya que la mayoría de sus habitantes no paga el alquiler ni asume sus compromisos con las empresas suministradoras.
