El ocho de marzo festejamos el Día Internacional de la Mujer. Ese día no estuve en Bratislava, sino en la ciudad de Martin, donde hablé sobre la mujer y sobre su posición en la sociedad con la historiadora Zora Mintálová Zubercová, que no sólo se interesa por la historia de la emancipación de las mujeres en nuestro país, sino que también conoce muchas biografías interesantes de mujeres impresionantes, casi todas desconocidas por la mayoría de los eslovacos.
Zora Mintálová se dedica también a la cocina tradicional, a la caridad y a trabajos manuales de artesanas. Por ello, entrevistándola, me sentí como que nos trasladaramos de verdad a los siglos pasados, de tan fielmente como describe la vida de nuestros antepasados. ¡Empecemos nuestra charla sobre la historia de la mujer en Eslovaquia por la Edad Media!
Tal y como dice la historiadora Zora Mintálová Zubercová, la mujer se sentía muy diminuta delante de la catedral gótica, e igualmente diminuta en su relación con el hombre. Daba igual si se trataba de una mujer noble o de su sirvienta, ya que el hombre era el dueňo de la mujer. Decidía sobre su destino desde su nacimiento hasta la muerte.
“Hasta el matrimonio, la mujer tenía que obedecer a su padre o, si éste había muerto en una batalla, a su hermano mayor. Al casarse, la mujer daba a la luz, y era corriente que el número de niňos fuera de 10 o 12. Y no me refiero solamente a mujeres pobres, sino también a las aristócratas, que teniendo muchos niňos aseguraban la estabilidad de la familia. Naturalmente, lo más importante para la familia era que el hijo siguiera las huellas de su padre y que las niňas se casaran con un hombre adinerado. Los hombres no permitían a las mujeres entrar en su mundo. Y, por ejemplo, en los castillos los espacios destinados para los hombres no estaban abiertos para sus esposas. Pero luego vino el Renacimiento, una nueva etapa también para la mujer.”
Durante el Renacimiento la actitud hacia la mujer era más indulgente, lo que puede verse a primera vista cuando uno visita castillos renacentistas, que están construidos y arreglados tomando en cuenta las necesidades femeninas y, además, las mujeres ya tenían acceso a las salas de hombres. Y las mujeres, por ejemplo, ya podían asistir a la comida común.
“Sin embargo, tengo que decir que la situación de las mujeres de las capas sociales más bajas no cambió nada. Su vida, llena de trabajo en condiciones horribles, continuaba sin mejorar. Pero las mujeres nobles podían dedicarse, por lo menos, a algo más que criar niňos. Se dedicaban a trabajos manuales, enseňaban a las representates de la nobleza baja, tenían conocimientos de medicina popular y aun más - cuando su marido no estaba presente en su residencia tenían que sustituirlo en todo. Los hombres de los siglos XVI y XVII pasaban a menudo aňos enteros en campos de batallas y sus esposas tenían que saber cómo abastecer el castillo, cómo defenderlo, cómo curar a sus habitantes, cómo llevar la producción, etc. Así, cuando el marido se iba a la guerra, la delicada duquesa tenía que convertirse en una autoridad polifacética, responsable de todos sus siervos.”
Cuando el padre tenía muchas hijas y no podía casarlas a todas su camino llevaba a los monasterios. Naturalmente, también en el territorio de la actual Eslovaquia, e igual que en toda Europa se convirtieron en centros de cultura y enseňanza. El gran avance en el proceso de emancipación de la mujer por estos lares se lo debemos a la emperatriz Maria Teresa.
“Fue ella quien introdujo la escolaridad obligatoria. Además, debido a que Bratislava fue testigo entre los aňos 1563 y 1830 de la coronación de varios soberanos húngaros, decidió establecer aquí la escuela para mujeres aristócratas. Aquel instituto se parecía mucho al colegio de Notre Dame en París, por lo cual a sus estudiantes las llamaban ”las notre dames”.”
Hay que aňadir que las mujeres nobles del pasado dominaban varios idiomas y comúnmente hablaban francés, inglés, alemán, húngaro y latín. El siglo XIX ya conllevó mucho aire fresco en la vida de la mujer. Siempre había más y más casos en que las mujeres buscaban las posibilidades para adquirir una mejor formación.
“Mi bisbisabuela, por ejemplo, era matrona para la nobleza media y baja de la región de Turiec. Y se fue hasta Budapest para conseguir una buena preparación, algo único en aquel entonces.”
Existen muchas historias de mujeres extraordinarias del siglo XIX y XX, por ello me encantará brindárselas en los próximos programas, continuando con la charla con la seňora Zora Mintálová Zubercová.