En el Museo de la región de Horná Nitra – Alto Nitra situado en la ciudad de Prievidza han inaugurado una exposición que lleva el nombre de las Sillas con las que Thonet conquistó el mundo. Las famosas sillas de Thonet se producían en el pueblo de Veľké Uherce entre los siglos 19 y 20.
El proyecto internacional, en el marco del cual se organiza la exposición, se llama Encrucijadas de Museos y ha nacido en cooperación transfronteriza con la región morava de Valašsko. El redactor Marián Ondáš visitó esta exposición y entrevistó algunos visitantes.
Mirar estas sillas suscita en mi una sensación de fuerte nostalgia, puesto que mis abuelos tenían este tipo de sillas. Sentarse en ellas era comodisimo y la calidad era extraordinaria. Resistían sin romperse, y como decimos, tenían una vida larga y sólida. Durante décadas nadie tuvo que presentar reclamaciones.
La fantasia y profesionalidad del constructor de estas sillas, el seňor Michael Thonet, que nació en Coblenza, en Alemania, fue apreciada y premiada por el mismo emperador Francisco José que le otorgó la cruz de caballero. Este seňor, aunque siendo aleman, pero extendiendo la producción de sus sillas fuera de su país, compartió su fama con la actual República Checa y Eslovaquia. Y como dicen los testimonios, fue un personaje grande. Habla Jaroslava Kupčoková, curadora de los fondos historicos del museo.
En 1865, cuando la familia de los Thonet decidió construir una fábrica en el territorio eslovaco, concretamente en Veľké Uherce, ya tenía dos en Moravia, en Koryčany (1856) y en Bystřice pod Hostýnem (1861). Esto ocurrió durante el período del Imperio austro-húngaro.
La producción de las sillas Thonet en Veľké Uherce, en la región de Alto Nitra, se mantuvo durante 50 aňos. La fábrica prosperaba y muchos habitantes de la región querían trabajar para ellos, ya que sus propietarios tenían una buena política social.
Además de continuar comprando terrenos para extender su producción principal, más tarde la familia compró también una cristalería, combinando la producción de sillas con la del vidrio. Construyeron aquí también 15 casas para sus empleados. Igualmente, siempre con el objetivo de mantener buenas relaciones con sus empleados, tenían su propia escuela para proveer al futuro de la fábrica y formar a las proximas generaciones. De esta manera alcanzaban convencer a los habitantes locales para que quisieran trabajar para ellos.
Entonces, porque la fábrica dejó de existir?
Hay que decir, que el seňor Michael Thonet entre los aňos 1857 y 1869 obtuvo la patente por su invento que fue la madera curvada y en consecuencia ganó el monopolio para la producción en todo el territorio del Imperio Austro-húngaro. Pero durante la crisis económica perdió su monopolio y la fábrica empezó a decaer. Además de la crisis llegó la Primera Guerra Mundial y cuando ésta se acabó la empresa perdió todos sus clientes extranjeros y la producción se redujo poco a poco hasta que se produjo el cierre en 1920. En aquel entonces tuvo que cerrar, además de la fábrica en Veľké Uherce, también las dos que tenía en Moravia. Más tarde vino a nuestra región la familia Baťa que construyó, a parte de la famosa fábrica de zapatos, también una serrería para elaborar la madera para sus propios fines. Y mucho más tarde, durante el periodo antecedente a la segunda guerra mundial, la serrería de los Baťa se transformó en una fábrica de muebles que llevó el nombre de Tatra Nábytok Pravenec.
Entre los visitantes apareció Ondrej Čverha, ex empleado de Tatra Nábytok Pravenec, destacado diseňador de sillas en la ex Checoslovaquia. Que recuerdos suscita en Usted esta exposición?
Claro, todo esto me recuerda mi propio trabajo. Yo me considero un seguidor de este arte. Durante los aňos 80 del siglo pasado obtuve también dos medallas de oro en la Feria Internacional del Mueble que se celebraba en Brno, una por el llamado “sillón para ver la tele“ y otro por el “sillon por arriba“.
Entre los ejemplares más singulares de la exposición destaca la silla construida de una sola pieza de madera.
Esta silla fue construida para una exposición en París, a finales del siglo 19, para demostrar las posibilidades de la experimentación con la madera. Es una pieza de arte que igualmente como un cuadro o una canción puede provocar ciertos estados de ánimo en una persona, tanto en la que la observa como en la que se sienta en ella. Esto es justamente el resultado del diseňo artístico, el que convierte los productos industriales en las obras artísticas.
Y por fin Ján Vingárik, guía del museo, nos revela lo que ganó más éxitos en la exposición.
Las sillas más curvadas cautivan por supuesto la mayor atención. Además de las sillas, ha llegado a ser muy popular una serie de mesas que se meten una dentro de la otra como si fueran una matrioska.
La silla nº 14 de 1859 —conocida como Kaffeehausstuhl Nr. 14, 'silla de café nº 14'— es todavía conocida como la «silla de las sillas» con una producción de más de 30 millones hasta 1930. Se concedió una medalla de oro a la empresa de Thonet en la feria de París de 1867. En 1860 diseñó su primera mecedora, a la que se considera su obra maestra y es la precursora de las actuales mecedoras de todo el mundo.
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