Bratislava es una ciudad con una larga tradición vinatera. Como lo mencionan las fuentes históricas, las primeras viňas aquí dejó plantar el imperador romano Marcus Aurelius Probus en el siglo tercero después de Cristo, entonces podemos decir que ya los aborigenos de nuestra capital conocían el vino y lo cultivaban. En la actualidad muchos terrenos de viňa de innumerable valor historico tuvieron que ceder el espacio a los proyectos de construcción y además, encontrandose en el catastro de la capital, tuvieron que enfrentarse con fuertes intereses financieros. Afortunadamente existen agrupaciones, organizaciones y también instituciones gubernamentales que se empeňan en parar o por lo menos en frenar la eliminación de las viňas de Bratislava.
De la importancia de esta zona vitivinícola habla Jaroslava Kaňuchová Pátková, directora de la Asociación de los cultivadores de la uva y productores del vino en Eslovaquia.
Entre Bratislava y Pezinok se extiende una zona vitivinícola con características muy especiales. Esta zona, llamada“cinturón de oro“, tiene una única composición de tierra y condiciones extraordinarias en lo que se refiere a la exposición solar. La combinación de estas características no se repite en ningun otro lugar del país. El área vitivinícola de los Pequeňos Cárpatos es una de nuestras mejores zonas vitivinícolas que no es famosa por ser grande, sino por su especificidad, como sucede también con la pequeňa zona de Tokaj, famosa en todo el mundo. Desgraciadamente, como pasa en muchos países del mundo, las zonas de viňedos abandonados a menudo deben ceder espacio a los planes de los constructores. Un metro cuadrado de la viňa, por supuesto no puede tener un precio comparable con el de la parcela de construcción. Por eso mucha gente abusa las imperfecciones legislativas para construir sus casas en los viejos viňedos.
De la presencia de los viňedos en su pueblo se recuerda también Ľubica Kolková, alcaldesa del barrio bratislavense Devín.
Yo me recuerdo aún cuando todas las colinas, todas las cuestas que rodean el pueblo de Devín estaban cubiertas por viňedos. Ahora se nos ofrecen últimas oportunidades de salvar los últimos viňedos en nuestra capital. Algo aún tenemos nosotros en Devín y el resto de todas las viňas se quedó en los barrios o pueblos de Rača y Vajnory.
La situación no es tan optimista, pero tenemos una gota de esperanza. Continúa Jaroslava Kaňuchová Pátková.
Creo que en la actualidad el interés de los mismos habitantes de Bratislava en mantener y conservar el resto de los viňedos continúa creciendo. Y finalmente se han involucrado los municipios y el ministerio. Empiezo a creer que todos juntos llegaremos a salvar por lo menos la parte restante de los viňedos de Bratislava, igualmente como lo hicieron en Viena.
Una de las numerosas organizaciones que se empeňan en salvar las viejas viňas es la colectividad de los viti y vinicultores del pueblo de Devín. Su actitud ha interpretado su miembro Augustín Mrázik.
No queremos que los intereses economicos que prevalecen en el mundo de hoy eliminen estos valores historicos. Un día, nuestros hijos y nietos, leyendo los libros de historia de nuestra capital, podrían maldecirnos por haber devastado una zona tan especial y tan preciosa, además construyendo sobre una tierra tan fértil las casas que podrían ser colocadas en cualquier otro sitio.
La legislación relacionada con los viejos viňedos fue de verdad insuficiente. Sin embargo, la iniciativa y esfuerzo de los viti y vinicultores paulatinamente llegaron a transformarse en actos. Habla Peter Hajnala, portavoz del ministerio de Agricultura.
Recientemente hemos tomado varias medidas para proteger los terrenos de las viňas de valor historico. Según la normativa que está en vigor desde el aňo pasado el precio por la eliminación del viňedo ha subido y puede alcanzar hasta 100 euros por metro cuadrado. En conformidad con una ley que entró en vigor en febrero del aňo en curso la persona que quiere recalificar un terreno de viňa en otro tipo de terreno debe someterse a un procedimiento bastante complicado que incluye varios consentimientos y también la aprobación de parte de la administración regional.
Una idea bastante interesante fue presentada también de parte de la colectividad de los viti y vinicultores de Devín. Nos la revela su autor, Augustín Mrázik.
Yo personalmente, en cooperación con la alcaldesa de nuestro barrio, he presentado un concepto que debería ayudar a solucionar la situación. Se llama “vivir en la viňa“. Según la propuesta el propietario de un viňedo podría construir una casa en él, por supuesto proporcionalmente al tamaňo de su viňa. Éste también podría gozar de alguna ventaja fiscal, sin embargo, a condición que debería continuar manteniedno el viňedo en producción. Es decir, el dueňo del terreno estaría obligado a producir vino.
En el aňo 1720 el terreno de las viňas se extendió a 580 hectáreas. Los distritos más famosos fueron Devín, Rača, y Vajnory, los que están conocidos por el vino hasta hoy en día.
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