La situación política en nuestras latitudes en el momento de iniciarse la Primera Guerra Mundial

La situación política en nuestras latitudes en el momento de iniciarse la Primera Guerra Mundial

Eslovaquia antes del aňo 1914 formaba parte del Imperio Austro-Húngaro, uno de los protagonistas de Primera Guerra Mundial, antes llamada Gran Guerra. Debido a ello, una gran parte de los eslovacos tuvo que alistarse en el ejército austro-húngaro.

Alrededor de 400 mil hombres, una séptima parte de toda la población, fueron movilizados, 69.000 de ellos fallecieron y más de 61.000 soldados volvieron mutilados. Todo ello ocurrió sin que la gente realmente se identificara con la política del Imperio Austro-Húngaro. Hay que recordar que los eslovacos no tienen mucho en común con austríacos o húngaros y además la mayoría de la población no se interesaba en la política, pués se trataba de una  población rural. A pesar de ello, la Primera Guerra Mundial entró bruscamente en sus vidas y los listados de pérdidas de vidas son mucho más largos que los de las víctimas de Segunda Guerra Mundial. Más nos dirá el historiador Roman Holec: ”Yo no diría que toda la población eslovaca, en el momento de inicio de Primera Guerra Mundial, fuera rural. Claro, una gran parte sí y de verdad muchos de los eslovacos fueron mandados a los frentes del sur u oriental. Este tipo de los eslovacos, digamos, la gente rural, seguramente no entendía los motivos de la guerra, aunque sí les caracterizaba un desarrollado sentimiento de obligación y lealtad. Hay que decir que también en el territorio de la actual Eslovaquia existía el mito de emperador, o sea, lo que decía el emperador era considerado como sagrado. Otra cosa son los intelectuales, a los que tampoco podemos poner en un mismo saco. Por ejemplo Milan Hodža, destacado político y periodista eslovaco, criticaba abiertamente Monarquía Austro-Húngara por desatender las diferentes nacionalidades que formaban parte de ella.”

Hodža declaraba que los eslovacos no necesitaban estar de rodillas ante Viena o Budapest, al contrario, decía que si la monarquia no satisfacía sus demandas, buscarían otras soluciones. Como ha aňadido el historiador Roman Holec, otro grupo de intelectuales, los católicos, invitaban a la gente a obedecer al emperador y se identificaron plenamente con los intereses del imperio. Publicaban sus opiniones en el Periódico Popular, de verdad muy popular entre la gente, así que no sorprende que la mayoría de los eslovacos no dudase de las decisiones de su monarca. El historiador Dušan Kováč alega: ”Los soldados no tenían ningúna idea de lo que les esperaba en el frente. La primera prueba de sus fuerzas fue el llamado invierno carpático. Seguramente les obligó a pensar sobre porqué habían llegado allí, para qué. Tuvieron que pensar: ¿será nuestro emperador de verdad una buena persona? Es que precisamente en las tropas formadas también por los eslovacos, un 40% de los soldados resultaron muertos. Lo significa que cada uno de los participantes de los combates perdió a algunos de sus amigos.”        

Los soldados no fueron entrenados para las condiciones tan crueles  que tuvieron que afrontar durante el invierno carpático. Su equipaje pesaba 30 kilos, la capa de nieve llegaba hasta rodillas y las colinas de los Cárpatos son muy empinadas. Y aquel aňo, el de 1914, el invierno duró desde octubre hasta abril. La verdad es, que durante los inicios de la guerra, todos, incluídas las élites militares, pensaban que la contienda iba a ser muy rápida. No había quien creyera que la guerra pudiera prolongarse cuatro aňos. Roman Holec lo explica: ”En el inicio de la guerra la prensa, el clero, los abogados, o sea todos los que representaban algún tipo de autoridad para la gente corriente, prometían que la guerra iba a terminar en breve, que todos los soldados reclutados volverían antes de Navidad. Y la gente se lo creía. Sólo paso a paso entendieron que la realidad sería distinta.”

Mária Mangová

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