El pueblo Telgárt, o Švermovo, tal y como se llamaba durante el período de socialismo en honor a Ján Šverma, participante del Levantamiento Nacional Eslovaco, es conocido también como ”un pueblo insurgente”. La historia que se vincula con esta aldea nos servirá de ejemplo para acercarles cómo la insurrección influyó en las vidas de los eslovacos.
Habla uno de sus habitantes, el seňor Škvarka:
“El 21 de agosto de 1944 llegó al pueblo de Telgárt un grupo de partisanos y dio un ultimátum a Hitlerjugend, la agrupación de jóvenes nazis que en aquel momento estaba en Telgárt de vacaciones, para que inmediatamente se fueran del pueblo y entregesan todos sus alimentos, vestimenta y dinero. Y sí, lo hicieron ese mismo día. Las filas de partisanos iban ampliándose y el 27 de agosto el tamborilero local convocó a todos los hombres menores de 45 aňos para que se unieran a la lucha contra el fascismo. A las tropas rebeldes se afiliaron 256 personas.”
Tengo que precisar que esta cifra representaba casi toda la población de Telgárt, o sea prácticamente de casi cada casa por lo menos un hombre se unió a los partisanos. El 4 de septiembre los alemanes ocuparon Telgárt, posteriormente conocido también como ”Stalingrado eslovaco”. Su intento fue adelantar desde allí rumbo a la región de Horehronie.
“Al día siguiente, el 5 de septiembre, las tropas del ejército eslovaco sublevadas, junto a los partisanos atacaron a los nazis en tres direcciones. Después de un duro combate expulsaron a los alemanes fuera del pueblo. No obstante, se trató de una fecha trágica para la aldea, dado que los nazis quemaron todas las casas de Telgárt. Tres compatriotas míos perdieron la vida en casas ardientes, otros 21 fueron fusilados por alemanes.”
Los mencionados combates fueron unos de los más exitosos en marco del levantamiento nacional y causaron grandes pérdidas en las tropas adversas. Sin embargo, también muchos eslovacos fallecieron en aquella batalla. Los historiadores militares se avienen a que la batalla de Telgárt fue una de las más importantes en marco del levantamiento, dado que los eslovacos consiguieron parar a los nazis. No obstante, hay que dar la última pincelada a esta historia: a pesar de que la resistencia eslovaca tuvo una razón estratégica relevante, duró solamente hasta el 28 de octubre de 1944, cuando los partisanos ya no disponían de más fuerzas y reservas para enfrentarse al ejército del Tercer Reich.