El aristócrata de la literatura eslovaca- así periodistas y críticos literarios solían titular a Ladislav Ballek, escritor, político, periodista, redactor de Radio Eslovaquia, profesor universitario, diplomado, candidato a la presidencia y ex embajador de la República Eslovaca en Chequia. El 2 de abril festejó su 73 cumpleaňos y el 15 del mismo mes abandonó para siempre este mundo, el mismo que supo describir con tanta poesía. Escuchemos su voz en una grabación del archivo de la Radio Eslovaca, realizada en el aňo 2011, en la que la redactora Hana Beranová le preguntaba a Ladislav Ballek si consideraba una suerte, el haber tenido la oportunidad de pasar por tantas experiencias direfentes.
“Sinceramente sí. Siempre he apreciado y disfrutado de la posibilidad de moverme en entornos tan diferentes, desde la literatura, hacia la política. Lo hacía con mucho gusto. No obstante, el tiempo más bello es el de pantalones cortos, o sea la infancia, dado que es el único período de la vida original, cuando todo nace y no repetimos ninguna matriz de comportamiento y pensamiento. Me gusta recordar mis aňos infantiles, que pasé en las ciudades de Dudince y Šahy. Lo más complicado para mí fue el período de finales de los aňos sesenta, cuando con la ocupación soviética acabó la Primavera de Praga. Pienso que ese acontecimiento histórico nos ha marcado profundamente a todos.”
El crítico literario Vladimír Petrík escribió sobre Ladislav Ballek estas palabras: ”Una de sus excelentes calidades creativas es la memoria: la memoria viva, multicolor, unida con la imaginación extraordinaria, y que nos permite conocer la realidad variopinta de las regiones sureňas de Eslovaquia. El mundo literario de Ballek se centra en la vida en la mítica ciudad de Palánk, situada en el sur eslovaco, en la frontera eslovaco-húngara.” A su modo de ver, ¿no acierta esta característica también a Gabriel García Márquez, naturalmente, sólo al cambiar Palánk por Macondo? Resulta simbólico que Marquez muriese sólo dos días después de Ballek. Dos narradores excelentes, dos cronistas de la vida mágica y severa a la vez, dos buscadores de las raíces de sus compatriotas, a pesar de ser oriundos de lugares tan ajenos. Y hay que aňadir que ambos se interesaban por política.
“Siempre me ha importado mucho el destino de mi nación, debido a ello, después de Revolución de Terciopelo decidí participar en política. Quería que no se perdiera de vista el ser humano y su vida. Respaldo la opinión de que es el poeta, quien se despierta primero, mientras que los demás todavía duermen y es él quien sabe percibir lo más acertadamente el ánimo de la sociedad. Luego, al mediodía viene el científico para analizar la situación y por la tarde aparece el filósofo para meditar sobre lo ocurrido. En el caso idóneo, el gobernador llega el día después para adaptar medidas necesarias acorde con lo que le han sugerido poetas, científicos y filósofos.”
No quiero comparar a Ballek con Marquez de una manera forzada. No soy crítica literaria y además Marquez es naturalmente un ícono célebre por todo el mundo, mientras que Ballek es un tesoro solamente para nuestra pequeňa nación, sin embargo, quiero aňadir que Ballek, igual que Marquez, apoyaba las ideas fundamentales del socialismo. Por lo tanto entró después de la revolución en Partido de la Izquierda Democrática y se convirtió en uno de los representantes más destacados de los intelectuales de izqiuerda en nuestro país.
”Suelo decir sobre mí mismo que mi alma es otoňal. No es por casualidad que empecé a escribir todos mis libros en otoňo. A pesar de que nací en abril, el otoňo, sobre todo el otoňo en el sur eslovaco, tiene para mí una magia e importancia especial. Diría que es el período de aňo en el que los pensamientos más profundos asumen el poder. También mis poemas más amados están vinculados con el otoňo.”
El último libro de Ladislav Ballek fue editado el aňo pasado bajo el título Por Troya y la colina de memoria. Troya en este caso es el barrio praguense en el que Ballek vivió durante siete aňos. El libro nació después de la larga pausa del escritor, debida a su cargo de embajador eslovaco en Chequia, que le impidió dedicarse a la literatura. Las obras más celébres de Ballek, escritas en los aňos anteriores fueron Južná pošta (El Correo del Sur), Agáty ( Acacias) y Pomocník (El Ayudante).