A Jana Hrebendová la llamaron la Doncella de Orleáns, haciendo así alusión a Juana de Arco. Otros la comparaban con Florence Nightingale, considerada la primera mujer enfermera militar en el mundo. En realidad, la primera mujer que atendió a los heridos en los campos de batalla fue precisamente la eslovaca Jana Hrebendová.
Jana Hrebendová nació el 28 de junio de 1812 en el pueblo de Sobotište, en la familia del cura, profesor y uno de los promotores del levantamiento nacional Karol Bôrik. Cuando se casó con el médico Ján Hrebenda, juntos se mudaron a Budapest, donde Jana Hrebendová organizaba la vida cultural de sus compatriotas eslovacos. Más nos dirá la historiadora Zora Mintálová-Zubercová.
“Durante su matrimonio, Jana Hrebendová aprendió mucho sobre enfermería, pero en aquel entonces no pudo ampliar sus conocimientos en la universidad. Ella fue una mujer excepcional no solamente debido a todo lo que sabía sobre la atención sanitaria, sino que la caracterizaba ante todo su valentía. Cuando su matrimonio dejó de funcionar, se divorció. En la primera mitad del siglo XIX fue algo singular y tal decisión requería, sin lugar a dudas, de mucho coraje y resolución. E inmediatamente se fue de Budapest al pueblo de Vrbovce, situado en la región de Myjava, donde vivía su hermana.”
A pesar de cambiar la capital húngara por un pueblo pequeňo, Jana Hrebendová no dejó de dedicarse a la organización de la vida cultural, pero también a la atención médica.
“En los aňos revolucionarios de 1848 y 1849 varias regiones de nuestro país se convirtieron en campos de batalla. Jana Hrebendová había participado ya antes en las actividades desarrolladas para ayudar a independizarse a la nación eslovaca, así que ayudar a los revolucionarios resultó natural para ella. Lo más necesario y urgente era ofrecer atención sanitaria a los heridos. Para este fin, Jana Hrebendová instruyó y organizó a un grupo de mujeres que luego ayudaron durante los combates como enfermeras militares en toda la región de Myjava.”
Hay que decir que hasta el día de hoy se que considera que los fundadores de la enfermería militar son Florence Nightingale y el cirujano ruso Nikolay Pirogov. No obstante, Jana Hrebendová los adelantó, dado que Nightingale y Pirogov introdujeron la práctica de la enfermería militar por primera vez durante la Guerra de Crímea, entre los aňos 1853 y 1856, cinco aňos después de la pionera eslovaca.
“A mí parecer es algo incomprensible, y triste a la vez, que no se sepa nada sobre la extraordinaria personalidad de Jana Hrebendová, ni siquiera en nuestro propio país. A mi modo de ver, nosotros, los eslovacos, estamos acostumbrados a honrar a los personajes notoriamente conocidos y no nos atrevemos a descubrir algo nuevo y darle el reconocimiento que merece. Por ello, hasta el día de hoy sólo un par de expertos en la historia de la enfermería conocen a Jana Hrebendová, a pesar de que su nombre debería ser célebre en todo el mundo.”
La olvidada heroina Jana Hrebendová también se hizo famosa debido a que durante los combates salvó la estampilla y la bandera de la Asamblea Nacional Eslovaca. Naturalmente, su orientación proeslava y su participación voluntaria en la revolución nacional no pasaron desapercibidas. Hrebendová fue encarcelada y salió de la prisión con la salud debilitada. A pesar de ello, continuó con sus esfuerzos de mejorar la vida de sus compatriotas y en el aňo 1869 participó en la fundación de la asociación femenina Živena. Murió el 25 de enero de 1880.
