„Trabajaba de auditora hacía ya diez aňos y llegó el momento en que me dije que ya tenía bastante. Necesitaba descansar. En aquella época recibía clases particulares de espaňol por lo que decidí aprovechar ese tiempo para perfeccionar el idioma y tomé la decisión de viajar a un país hispanohablante. Primero me dirijí a Cádiz donde me quedé poco tiempo ya que no me gustaba el frío que hacía en aquel tiempo. Entonces, me fui a Chile gracias a las recomendaciones de mi colega, viajero que recorrió todo el continente. En Valparaíso encontré una escuela de idiomas pero mi intención de recibir clases me duró solo tres días. Me uní a un grupo de compaňeros de clase que iban hasta Patagonia y desde allí fuimos subiendo hacia el norte. Me dejaba un mes para recorrer cada país pero al final me quedé más tiempo en Colombia."
„El hombre propone, y Dios dispone"dice el refrán que se puede aplicar en el caso de Monika también porque en vez de seguir las clases decidió emprender un viaje. Y allí, en medio de la jungla, encontró una semilla llamada tagua, usada tradicionalmente por la gente local. Entonces, ¿cómo ocurrió?
„Encontré a un indígena que me llevó a su casa, situada en la zona selvática. Su familia se dedicaba a recoger y secar los frutos de una palmera denominados tagua. De allí se trasladaba a las pequeñas fábricas donde se confeccionaba para hacer botones y también figuras artísticas o decorativas y adornos. Él mismo me enseñó la técnica de procesarla aunque se dedicaba al macramé, al arte de hacer nudos decorativos."
La tagua, también conocida como nuez de marfil o marfil vegetal, es la semilla de la palma Phytelephas macrocarpa, que crece en los bosques húmedos tropicales de la región del Pacífico, especialmente en Panamá, Colombia y Ecuador. ¿Cuál es la experiencia personal de Monika con esta nuez? ¿A qué sabe? ¿Cómo es?
„La tagua es un tipo de nuez que, cuando está en el árbol, es comestible ya que contiene mucha fibra de origen vegetal. Se puede comer con cuchara, sabe a gelatina dulce y es muy húmeda. Cuando madura, el fruto cae al suelo y se endurece convirtiéndose en el material propicio para trabajarlo, recibiendo el nombre de márfil vegetal. Los indígenas creen en su poder sobrenatural y todavía ahora le atribuyen capacidad de protección y de traer suerte. Quizás fue gracias al destino que la conocí, ya que un viajero normal y corriente no entra en contacto con ella."
Es cierto que en seis u ocho semanas los frutos caídos se convierten prácticamente en piedra. Cuando Monika trajo las primeras piezas a casa, estaban duras como el hierro. No sabía como procesarlas, le faltaban las máquinas de origen alemán que se habían construído en la selva colombiana con el fin de producir los botones para el ejército americano durante la primera guerra mundial. A pesar de las dificultades, creó su primera joya para su uso personal. ¿Todavía se acuerda cómo fue?
„Claro que sí. Había mucha gente que quería comprarla. Es un collar que forman tres nueces de la tagua de tres colores muy vivos que se parecen a piedra. Todo el mundo quería tocarlas y me preguntaba por su origen. Entonces, decidí buscar más información sobre este material para hacer unas piezas para mis amigos. Me fui de viaje de nuevo y esta vez recorrí Ámerica Central hasta terminar en Colombia. Tuve la suerte de conocer dos familias con las que colaboro actualmente y me abastecen de materia prima para mis diseňos."
Monika ha creado una marca de diseňo original. Detrás de su proyecto de emprendimiento hay una faceta ecológica.
„Mis joyas son ecológicas porque están hechas de material natural, sustituto del márfil de los elefantes y de esta manera estamos contribuyendo a la protección de esta especie animal. Además, damos trabajo a la gente local que prefiere conservar su tierra, proteger su ambiente natural y luchamos, de esta manera, contra la deforestación del Amazonas. Las joyas están pintadas con color natural, no se usa ninguna química por lo cual son favorables para los alérgicos también. Hemos obtenido la licencia de Comercio Justo por la que repartimos los ingresos a lo largo de la cadena de suministros. Los clientes al comprar una joya satisfacen su afán de belleza y apoyan, al mismo tiempo, un proyecto de economía local."
Las joyas que Monika diseña están hechas a mano por ella misma. En casa tiene una habitación adaptada al trabajo con técnica dental, son las únicas máquinas que sirven para perforar un material tan duro como la tagua. El resultado final está dirigido, sobre todo, al público femenino que se distingue por sus gustos diferentes. Entonces, ¿cómo definiría a sus clientas?
„Mis clientas me sirven como fuente de inspiración también. Me adapto a lo que les gusta y les conviene. En Eslovaquia somos más consevadores y no nos dejamos llevar mucho por las tendencias de moda mundiales... Actualmente estoy preparando la nueva colección, en breve iré a Colombia otra vez y me centraré en el marketing de mi negocio. No sé a dónde me llevará la vida a largo plazo..."