Hoyquiero cederle la palabra a una mujer cuyo sentido de la vida son los niňos: sobre todo los suyos propios, pero también centenares de otros niňos que ha preparado para la vida.
Actualmente enseňa en la Escuela Waldorf, única escuela alternativa de este tipo en Eslovaquia. Está hablando Miroslava Heribanová, pedagoga especial:
”De niňa cursé la escuela primaria clásica, pues en aquel entonces no había posibilidad de elegir. A mí me gustó, porque asistía con regularidad y no tenía problemas con las notas. Pero sé que el sistema escolar clásico estresaba a muchos coétanos míos. Tuve una experiencia especial al cursar la escuela primaria en Moscú, donde residimos cuatro aňos, dado que mis padres eran diplomáticos. Gracias a las personalidades extraordinarias de mis maestros aprendí rápidamente el alfabeto cirílico y el idioma ruso. Tal vez pueda ser sorprendente para los radioescuchas que cuando volví a Eslovaquia sufrí mucho por haber vivido en Rusia. Es que en los últimos aňos del socialismo la gente ya no pudo soportar a los rusos y los niňos fueron crueles conmigo por esta razón.”
Usted me ha dicho que durante la infancia y la juventud le interesaba sobre todo la naturaleza y el teatro de marionetas. ¿Porqué entonces al final eligió la carrera de logopeda?
”Sí, mi amor principal fue el teatro de marionetas, y quería estudiarlo también en la universidad. No obstante, no pasé por los exámenes de ingreso y sólo por casualidad había enviado mi solicitud de ingreso también a la facultad de pedagogía. Allí aprobé los exámenes, así que soy logopeda. Muchas vidas están llenas de paradojas y también que yo, después de la universidad, empezara a trabajar con niňos discapacitados, muchos de los cuales no podían hablar o hablaban con muchos problemas. Trabajando con ellos me dedicaba a encontrar nuevas maneras de expresión, para que pudieran comunicarse con los demás. Siempre me ha atraído el tema de la desigualdad. Es que cuando vivía en Rusia, veía en la calle a gente de muchos rincones del mundo y me acostumbré a ello. Cuando luego volví a mi ciudad natal de Trenčín pude sentir que la gente era demasiado conservadora, que no aceptaban las desigualdades. En Bratislava es diferente, pero cuando hicimos por primera vez una excursión a Trenčín con el grupo de los niňos discapacitados, la gente nos decía: ”¿Porqué los enseňáis al mundo? ¡Ocúltadlos!””
Hay que decir que esta experiencia se vincula con la época del socialismo, y que, naturalmente, los eslovacos van abriéndose y van aceptando cada vez más las cosas nuevas. A pesar de ello, la seňora Heribanová apostilla: ”Tengo la sensanción de que una gran parte de los eslovacos se aferra a la tradición, lo conocido, y les cuesta mucho aceptar que alguien diferente pueda sentir, pensar y actunar de una manera distinta.” El tema de la desigualdad la acompaňa también en su puesto actual, ejerciendo de maestra en la Escuela Waldorf en Bratislava. Como comenta ella misma:
”La pedagogía Waldorf es conocida desde hace más de cien aňos y en todos los países europeos hay escuelas de este tipo. En Eslovaquia hay sólo una y tiene 12 aňos. Eso lo dice todo. Percibo claramente que los eslovacos tienen miedo de un sistema escolar diferente, temen que no se infiltre algo nuevo que no sabrían como controlar y que podría influir en el futuro. Pero la pedagogía Waldorf no amenaza los valores tradicionales. Todo lo contrario. Nos preguntamos, ¿por qué es bueno hacer el bien? y guiamos a los niňos en esta dirección. ¿Pertenecen la generosidad, la humildad o el altruismo a los valores honrados por esta sociedad? A mi modo de ver, no. Actualmente es admira ser rápido, ágil y vivir a costa de los demás, saber cómo robar. No obstante, nosotros, en la Escuela Waldorf, no podemos aceptarlo.”
La charla con usted me hasugerido que en alguno de los próximos programas deberíamos hablar más detalladamente sobre la enseňanza alternativa y sobre las razones por las que hay tanta desconfianza en Eslovaquia hacia actitudes progresivas en la educación. Ahora sólo me interesaría saber en qué consisten las diferencias más notables de su escuela en comparación con la escuela clásica.
”No clasificamos a los niňos con notas, sino que elaboramos una valoración de su trabajo mucho más extensa, destacando lo que han aprendido y lo que todavía les queda por aprender. Es que nosotros nos empeňamos en conocer la personalidad del niňo, buscar sus lados fuertes y desarrollarlos, y no forzarlos a hacer lo que les estresa. Ya cuando los alumnos vienen a nuestra escuela, realizamos una entrevista de ingreso, la cual nos sirve para ver qué capacidades y dotes tiene el niňo. En la escuela waldorf cada maestro tiene que sentir respecto hacia los niňos y tener en cuenta que el niňo siempre es quien sabe mejor qué dirección quiere tomar en su vida.”
La sociedad a menudo critica su escuela sin conocerla. Por ejemplo, la gente teme que una escuela diferente a la clásica, donde no se utilizan notas, donde se insiste tanto en el desarrollo de las dotes manuales y del talento artístico, no pueda ser capaz de preparar a los alumnos para los estudios secundarios.
“No es así. Las escuelas secundarias requieren las notas a partir del octavo grado, por ello también nosotros clasificamos con notas a partir de esta edad. Además, en Eslovaquia se hace el testaje nacional de estudiantes llamado Testaje 9, en el cual nuestros alumnos logran resultados exquisitos, superiores a la media de todos los estudiantes.”
Gracias por la entrevista. Hemos hablado mucho sobre la desigualdad y nuestra preparación para aceptar lo distinto. Por ello les quiero pedir que les diga a los radioescuchas un par de palabras al final, para no acabar nuestra charla con hechos estrictos.
“Considero que la vida es un milagro. Es tan variopinta y misteriosa que no puedo encarcelarla en un par de palabras, sólo aprendo a vivirla en su profundidad y diversidad, sin crear barreras. Y a los radioescuchas también les deseo éxitos en este proceso.”