Las palabras eslovacas “bača“ y “salaš“ forman parte de las palabras que siempre causan problemas a traductores e interpretes. Bača es un tradicional pastor de ovejas que tiene un aspecto típico, un vestido típico y también los razgos típicos de carácter. Es un personaje sencillo que está acostumbrado a llevar una vida dura, pero siendo siempre rodeado por la naturaleza dispone de una cierta sensibilidad hacia la belleza.
Vive en salaš que no es una normal granja de ovejas, sino una cabaňa muy sencilla y pobre donde el bača vive, sueňa y trabaja, y alrededor de ella están sus ovejas protegidas solo por un cerco de madera y un par de perros. Florián Šavrtka es uno de los pocos bača que nos quedaron hasta hoy día. Él de los 9 aňos de edad pasó la mayor parte de su vida pastoreando a sus ovejas, dando vuelta por el paisaje de Liptovské Revúce, sumergido siempre en la belleza de la naturaleza. La imagen idilica a menudo completaba su flauta y el tintineo de las campanillas y cascabeles. Su toque a veces expresaba la tristeza otras veces alegría.

Más bien tocaba para expresar mi alegría. Pueden imaginarse la cantidad de ovejas que invade una pradera, en aquellos momentos el toque de los cencerros parecía una pieza musical y me llenaba de un sentimiento de felicidad. Las ovejas mientras salían al pasto siempre me inspiraron y luego, cuando se calmaba el toque de los cencerros yo sacaba mi flauta para mantener el ritmo y el buen humor del momento.
La flauta formaba parte del equipamiento de los bača.
Por supuesto, llevaba siempre mi flauta, eso nunca podía faltar. La tenía en el bolso, y cuando no llevaba bolso, la metía en el bolsillo de los pantalones o del abrigo. Muchas veces la perdí caminando por los prados... Muchas veces la busqué y muchas veces tuve que despedirme de ella, a veces incluso llorando.
Del toque y del canto de los bača, aunque no tienen una formación musical, siempre sale un sentimiento sincero y la cordialidad.
Hay mucho viento y cuando sopla el viento resulta difícil soplar la flauta.
Como ya he dicho antes los bača eran personas sencillas. Sin embargo, lo dije con mucha estima. Ellos, a menudo sin tener una formación escolar, disponían de mucha experiencia y sabían cosas particulares.
A veces se aňadían a mi toque los tordos, los cucos o los pinzones, se formaba una entera orquesta. El cuervo a veces también aňadía su voz de contrabajo, yo lo quería mucho, puesto que nos ayudaba en la busqueda de las ovejas heridas o muertas. Cuando el oso pardo nos robaba algunas ovejas por la noche... nos enterabamos por la maňana, a la hora de contarlas. Teníamos que contactar al comitado de daňos y mostrarle los restos de las ovejas u otro tipo de prueba de que realmente había sido el oso.Y gracias al cuervo las encontrabamos casi todas. A veces incluso buscabamos las ovejas perdidas, simplemente asustadas por la presencia del oso, ellas a menudo al huir se hacían daňo en la patas. No era por nada excepcional que por la tarde tuvieramos dificultades para reunir el rebaňo. Siempre cuando nos falataban ovejas solíamos mirar a los cuervos y pedirles ayuda. Conocíamos muy bién su comportamiento. Cuando se paró en el aire por un momento y luegó bajó directamente siguiendo su objetivo, ya sabíamos que allí hubieramos encontrado alguna de las ovejas faltantes. A los cuervos les apetecen las carroňas. Por esta ayuda yo personalmente los consideraba nuestros colaboradores, miembros de nuestro grupo.
El Museo etnografico de Liptovský Hrádok ha introducido este aňo al bača Florián Šavrtka en la galería de los bača eslovacos.
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