"Hice la carrera de trabajo social en la universidad y durante mis estudios empecé con las prácticas en una ONG para aplicar la teoría aprendida en la vida real. Me dedicaba a los drogadictos y luego a los niños y a los jóvenes que pasaban mucho tiempo en la calle. Me motivaba, sobre todo, la necesidad de ayudar y junto con mi don comunicativo quería ser útil y hacer algo bueno para la sociedad que, según mi opinión, me estaba aportando mucho."
En la actualidad Karin trabaja para una asociación cívica titulada Mládež ulice, Juventud callejera, que se fundó hace quince años.
"Nos dedicamos al trabajo social sobre el terreno, dentro de la filosofía de la plena aceptación y nos dirijimos, sobre todo, a los niños, jóvenes y familias de pocos recursos en tres barrios concretos de Bratislava. Primero empezamos en Petržalka, en una zona de exclusión social, y luego ampliamos nuestros servicios a las zonas de Rača y Vajnory donde organizamos actividades de tiempo libre, ofrecemos asistencia social y apoyo escolar. Nuestros servicios están orientados a todos los niños de la zona, son gratuitos, sin inscripción previa y, además, tienen un efecto directo porque trabajamos con ellos en su zona de residencia. Reflejan, al mismo tiempo, lo que realmente les interesa y les aninamos a que participen de forma activa en la preparación de las propias actividades. En fin, aceptamos a todos, sin tener en cuenta su edad, religión, raza o grupo social."
Karin es coordinadora del proyecto llamado Modrý dom, Casa azul, que es el nombre del centro de acogida para familias de pocos recursos, aquellas que se encuentan al límite de la pobreza.
"Actualmente llevamos el tema de cambio de residencia de nuestros clientes porque el edificio, donde reside el centro de acogida, va a ser derrumbado en breve. Y justo ahora aplicamos el verdadero trabajo social para acompañarles en este período tan difícil para ellos. Muchos de ellos ya han conseguido trasladarse a otro lugar y nosotros hemos decidido mantener el contacto y seguir trabajando con ellos estén donde estén."
Mi entrevistada, además de dedicarse al trabajo social a tiempo completo, lo enriquece a través de la arteterapia. Veamos cómo fue su recorrido hacia esta terapia alternativa.
"Soy una persona creativa. Me encanta pintar y dedicarme al arte. Durante mi trabajo sobre el terreno me di cuenta de que a los niños les gustaba crear, jugar con los colores, dibujar de forma natural y empecé a investigar en el tema. Gracias a mis estudios y al contacto con las demás ong´s me enteré de la existencia de la arteterapia. Asistí a un curso formativo y desde entonces me dedico a esta terapia en mi vida profesional. Según mi opinión, es una manera de emplear el arte en el proceso de curación, es decir todos los niños, jóvenes, e incluso adultos pueden, mediante la manifestación artística, expresar sus emociones, estados de ánimo o lo que está pasando en su interior sin usar las palabras. Al mismo tiempo, es una manera perfecta de autoconocimiento o de relax. Es importatne disfrutar del proceso creativo, nos enfocamos en las emociones que van surgiendo y no evaluamos la belleza del dibujo final."
Su proyecto de arteterapia va mucho más allá, traspasa actualmente las fronteras de la ong donde trabaja, participando en un concepto más amplio titulado Dobrá Krajina, Buen país.
"A través del proyecto de Dobrá krajina queremos ofrecer la arteterapia a todas las organizaciones interesadas en esta terapia. Nos interesan las asociaciones cívicas que trabajan con un determinado tipo de clientes, como por ejemplo, las personas mayores, los niños o los discapacitados y quieren probar la terapia a pesar de no disponer de recursos suficientes. Gracias a una red de donantes, Dobrá krajina dispone de unos fondos especiales destinados a apoyar diferentes proyectos solidarios. Me parece una idea estupenda porque sirve para el desarrollo de la arteterapia como una herramienta de trabajo social con las personas."Arteterapia Máte problém s prehrávaním? Nahláste nám chybu v prehrávači.