“El campo está desapareciendo- no geográficamente, aunque en las áreas colindantes a las ciudades desaparezcanrápidamente los terrenos agrícolas-, sino que va extinguiéndose como especificidad sociocultural“, explica Robo Jankovich, especialista en proyectos de economía sostenible.
Asegura que los campesinos están adquiriendo rasgos de habitantes urbanos: en vez de labrar terrenos agrícolas tienen un césped arreglado, realizan sus compras en centros comerciales, viven pegados a internet, y abandonan la cría de animales y el cultivo de plantas agrícolas. Igualmente va desapareciendo la solidaridad y la autoayuda dentro de un pueblo.“ El politólogo Tomáš Koziak respalda la misma opinión: “En época de globalización se trata de un proceso natural. No podemos esperar que el campo vaya a quedarse intacto con todos los cambios que están sucediendo en la sociedad.“ Stanislav Bartoš, alcalde de la población de Široké, piensa que la vida en el campo está perdiendo sus cualidades tradicionales sobre todo en la parte oriental del país: “En las regiones occidentales la gente respeta más sus tradiciones, se organizan eventos como son por ejemplo Las Fiestas de la Col o de las Ciruelas. Se debe entre otras razones a que sus terrenos agrícolas tienen mejores rendimientos, mientras que en la zona oriental la vida es mucho más difícil, lo cual se refleja después en el nivel social y cultural.“ Sobre todo los jóvenes son los que están perdiendo el interés en participar en el desarrollo de su región y abandonan sus hogares. “Les atraen las tentaciones de ciudad y además en el campo hay muy pocas posibilidades de emplearse“, ha dicho a ese respecto Štefan Szabó de la asociación Sosna (Pino) y agrega: “Sobre esta situación influye mucho el hecho de que los precios de los productos agrícolas se establezca de una manera artificial, dependiendo exclusivamente de la política monetaria, y no reflejen el trabajo de los campesinos. Si a un joven agricultor no le apetece convertirse en un especialista en proyectos de la UE, no tiene ninguna oportunidad de competir con los hipermercados.“ En Eslovaquia, tal y como marca la tendencia en todos los países desarrollados, crece el número de los que se trasladan voluntariamente desde las ciudades al campo. Entre sus razones para tal cambio aparecen el deseo de asegurar a sus hijos una vida unida con la naturaleza, el rechazo a firmar una hipoteca o el deseo de ser autosuficientes. “Con la llegada de esta gente la vida en el campo pierde sus rasgos tradicionales, como son por ejemplo las tradiciones folclóricas, no obstante adquiere otras cualidades, típicas para las comunidades ecológicas“, piensa Štefan Szabó.