Hoy en la República Checa y también en la República Eslovaca conmemoramos el 95 aniversario de la creación y fundación del primer estado común de checos y eslovacos.
La República Checoslovaca o simplemente Checoslovaquia fue fundada en octubre de 1918 como uno de los estados sucesores del Imperio Austrohúngaro al término de la Primera Guerra Mundial. En aquel entonces abarcó los territorios actuales de la República Checa, Eslovaquia y (entre 1939 y 1945) la llamada Rutenia transcarpática. Su territorio incluyó también algunas de las regiones más industrializadas del antiguo Imperio Austrohúngaro. Fue una república democrática y próspera durante el período de entre guerras, pero se caracterizó por problemas étnicos debido al hecho que las dos minorías étnicas más grandes (alemanes y eslovacos) no fueron satisfechos con la dominación política y económica de los checos (bohemios y moravos), y que la mayoría de los alemanes y húngaros de Checoslovaquia nunca estuvieron de acuerdo con la creación del nuevo estado. A pesar de eso y a decir de varios historiadores, la incorporación del territorio eslovaco al nuevo estado común fue la mejor solución posible. Según palabras del historiador Matej Hanula de la Academia Eslovaca de Ciencias, la creación de Checoslovaquia garantizaba a los eslovacos sus derechos culturales y políticos. A decir de Hanula, en aquel entonces no fue posible crear un estado eslovaco independiente ya que los representantes oficiales de nuestro país no disponían de las fuerzas necesarias para llevar adelante y coronar la formación de la nación moderna eslovaca.
En 1968, en respuesta a un breve período de liberalización, los países del bloque oriental invadieron el país. En 1969, Checoslovaquia se convirtió en la federación de la República Socialista Checa y la República Socialista Eslovaca.
La disolución de Checoslovaquia, escindido en dos nuevas naciones, la República Checa y Eslovaquia, llega el 1 de enero de 1993. A menudo se hace referencia a la Revolución de Terciopelo de 1989 que condujo al final del gobierno del Partido Comunista de Checoslovaquia y la formación de un gobierno nuevo, no comunista.
Finalmente, el destino del país pasó a manos de los políticos. En 1992, los checos eligieron a Václav Klaus y a otros que exigían dos estados independientes, mientras que los eslovacos optaron por Vladimír Mečiar y otros políticos que en esas fechas querían una especie de confederación. La separación o divorcio de terciopelo ocurrió sin violencia, a imagen y semajanza de la Revolución de Terciopelo que la había precedido, llevada a cabo mediante manifestaciones masivas y acciones pacíficas.
Hoy, 95 años después de la creación de Checoslovaquia, en Eslovaquia a diferencia de Chequia donde el 28 es día festivo, no se celebra ningún acto oficial que recuerde esta fecha. A pesar de eso, las realidades de nuestros dos países quedan entrelazadas enormemente en todas las esferas de la vida de nuestros ciudadanos.
