Eslovaquia está lista para transmitir su experiencia en el proceso de informatización de la Administración Pública a Serbia. Así se lo informó la ministra del Interior, Denisa Saková, en rueda de prensa, tras salir del encuentro que sostuvo con la primera ministra serbia, Ana Brnabicová, en el Centro de atención al cliente de la calle Tomášikova en Bratislava.
"Este interés se deriva del hecho de que Serbia está ante una tarea difícil, similar a la que tuvo la República Eslovaca entre 2012 y 2013, de reformar la administración pública y ofrecer mejores servicios a sus ciudadanos", precisó Sakova, añadiendo que el apoyo a Serbia no sólo será en cuestiones de servicios administrativos sino también en otras áreas de la administración electrónica.
El encuentro de Brnabicova con la ministra eslovaca se produjo a petición de la parte serbia, que quería ver en la práctica el funcionamiento y las instalaciones de un centro de atención al cliente.
En la actualidad en Eslovaquia funcionan 55 centros, de un total de 79 que están previstos. Desde la inauguración del centro de atención al cliente de Bratislava, en febrero de 2016, han sido atendidos allí aproximadamente 1,2 millones de personas. El promedio de tiempo de espera en estas oficinas en el pasado era de horas, hoy en día ese tiempo en el centro de Bratislava es de cerca de 16 minutos.
Brnabicova y Saková hablaron también de la reforma del sistema de gobierno electrónico y sobre el documento de identidad electrónico de los ciudadanos como elemento básico de este proceso.
En cuanto a la informatización de la Administración Pública, la visitante señalaba que Serbia tiene la ambición de brindar servicios públicos de alta calidad, que serán digitalizados utilizando los últimos avances en el sector de TI.
Durante su intervención para los medios de comunicación, la jefa del Ejecutivo serbio afirmó que los dos gobiernos, tanto el eslovaco como el serbio, están orientados a lograr una prestación de servicios a los ciudadanos que sea mucho más eficiente y transparente y con el menor grado posible de corrupción.
