Los lagos de montañas no son piscinas

Los lagos de montañas no son piscinas

Los empleados del Parque Natural de los Altos Tatras (TANAP) advierten a los turistas que no olviden que los lagos montañosos no son piscinas. "El agua fría y cristalina de éstos invita, durante los días cálidos, a refrescarse o a ofrecer alivio a nuestras mascotas. No obstante, bañarse en los lagos de montaña no es una buena idea. "Los lagos de los Altos Tatras son ecosistemas sensibles, hogar de muchas especies de animales pequeños, reliquias glaciares y de poblaciones endémicas que habitan sólo en ciertos lugares", enfatiza el director de la administración del parque, Pavol Majko. Como ha alegado, cualquier cambio del ecosistema, por lo insignificante que pueda parecer, podría conducir a la extinción de estas especies y no habrá forma de renovar sus poblaciones. En los lagos viven, por ejemplo, dos reliquias glaciares protegidas: branchinecta paludosa y copépodos, una subclase de crustáceos. "Bañarse en los lagos tiene un impacto muy negativo sobre sus poblaciones", subraya Majko. Según las más recientes estadísticas, casi 4 millones de turistas visitan cada año los Altos Tatras. Si tan sólo una cuarta parte de estos tomase un baño en algún lago de montaña, los ecosistemas cambiarían irreversiblemente. Los turistas ya perjudican estos tesoros naturales cuando no respetan la prohibición de pisar fuera de los caminos turísticos y se acercan demasiado a los lagos. De esta manera destruyen su fauna y flora, y ni hablar sobre los daños que ocasionaría bañarse. "Tendría un gran impacto sobre la composición química del agua. Las cremas bronceadoras, desodorantes y repelentes contienen varias sustancias químicas que se pueden liberar durante el baño en el agua", explica el director del TANAP. Diferentes análisis científicos confirman que los mencionados productos contienen sustancias carcinógenas que causan desequilibrio hormonal o incluso que pueden destruir células.

Los filtros UV utilizados causan toxicidad reproductiva y del desarrollo en los animales y afectan la función tiroidea. "Los lagos montañosos en la segunda mitad del siglo XX sufrieron una importante acidificación como resultado de las emisiones de sustancias formadoras de ácido en el aire y por el aumento de la cantidad de metales pesados ​​y nitrógeno. Ahora que la situación ha mejorado, es imprescindible seguir en la sanación de estos ecosistemas", alega Majko. Según la Ley, la multa por entrar en un lago de montaña es de 66 euros.


Mária Mangová Foto: TASR

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