El jefe de la Diplomacia eslovaca, Ivan Korčok, ayer afirmó que cerrar las fronteras para detener la propagación de la Covid-19, sería la última solución en medio de una situación realmente crítica. "Por mi parte prefiero buscar soluciones más sostenibles y que nos den cierta flexibilidad. Naturalmente no podemos predecir la evolución de la enfermedad en los países vecinos, sobre todo en Chequia y Austria, donde las cifras de nuevos casos de contagio han aumentado notablemente", acotaba el ministro, añadiendo que hay varias medidas que podemos implementar, como son la limitación del horario de cruce de frontera, el incremento de los test, la medición de temperatura de manera obligatoria, etc. El secretario de Estado de Exteriores, Martin Klus, ha informado sobre la intención de introducir un nivel intermedio entre los países de bajo y alto riesgo de contagio por la Covid-19: los llamados países amarillos, entre los que estarían Austria y Chequia. "Nuestro objetivo es evitar que estos países pasen inmediatamente a la lista roja, situación en la que se exige cuarentena obligatoria", explica Klus.
La presidenta, Zuzana Čaputová, ayer se negó nuevamente a corroborar la enmienda a la Ley de comunicaciones electrónicas, según la cual la Oficina de Salud Pública tendría acceso a los números telefónicos de las personas que viajen a países de alto riesgo de contagio por la Covid-19. A pesar de la decisión de la mandataria, la normativa, que fue aprobada por segunda vez en el seno del Parlamento, entrará en vigor a partir del día su promulgación oficial. La presidenta ha dicho que no se dirigirá al Tribunal Constitucional, si en corto plazo la normativa es modificada y se toman en consideración las recomendaciones hechas por el Constitucional.
"Eslovaquia, en relación a la crisis pandémica, se enfrenta a una campaña de desinformación masiva. Ésta es la mayor batalla que hemos de lidiar", declaró ayer el ministro de Sanidad, Marek Krajčí, antes de acudir a la reunión del gobierno de cada miércoles. "La situación en el país va a peor y nosotros ya no estamos tan unidos como en los comienzos de la crisis", acotaba el ministro. En su opinión, en la lucha contra el florecimiento de la desinformación no nos ayuda ni la vecina Chequia, donde la sociedad está fragmentada durante este período preelectoral. "Si la gente fuera disciplinada y llevase mascarillas, no sería necesario implementar medidas a nivel nacional", subrayó Marek Krajčí.