El 24 de febrero de 2025 se cumplirán tres años del inicio de la invasión rusa a Ucrania, un acontecimiento que cambió la vida de millones de personas y afectó fundamentalmente al tejido social de los países de Europa Central y Oriental. Si bien las primeras oleadas de solidaridad y apoyo a los refugiados ucranianos no tuvieron precedentes, el paso de la respuesta de emergencia a la integración a largo plazo ha conllevado retos más complejos. Así, los resultados de un cuestionario realizado por cuatro departamentos de la Academia Eslovaca de Ciencias en el marco del proyecto “Sondeo social de migrantes ucranianos en Eslovaquia” ofrecen una visión de la integración de los refugiados ucranianos en Eslovaquia. Dicha investigación, en colaboración entre la Academia Eslovaca de Ciencias y la Agencia FOCUS, se llevó a cabo en noviembre de 2024, entre una muestra formada por 503 encuestados de ambos sexos con edades comprendidas entre los 18 y los 81 años (con una edad media 41 años) que vinieron a Eslovaquia para vivir tras el estallido de la guerra en Ucrania, de los cuales aproximadamente dos tercios (65 %) eran mujeres y un tercio hombres (35 %). El 5% de los encuestados tenía estudios primarios, el 71 % estudios secundarios un 14 % estudios universitarios y el 10 % restante declaraba formación profesional superior. En dicha encuesta, más de dos tercios afirman tener actualmente un trabajo remunerado. Esto representa un nivel de actividad económica superior al de los ciudadanos eslovacos adultos, lo que se debe principalmente a la menor proporción de pensionistas entre la población ucraniana. Casi dos tercios de los refugiados han encontrado trabajo al nivel de cualificación que alcanzado en Ucrania. Los ingresos netos medios de los encuestados eran de aproximadamente 980 euros, aunque ganan más los hombres, las personas con estudios superiores y con mejor conocimiento del eslovaco. En conjunto, hasta el 30,5% de ellos trabajan en servicios y comercio. En el grupo de preguntas que hablan de la satisfacción laboral en Eslovaquia, más del 84 % de los encuestados respondieron que les gusta su trabajo y que les basta para vivir en Eslovaquia. El 71,5 % considera que es estable y el 70,7 % que corresponde a sus cualificaciones y capacidades. El estudio puso de relieve las difíciles condiciones de las madres solteras con hijos, que, aunque trabajan, algunas de ellas sólo tienen unos ingresos de 800 euros, que tienen que utilizar para pagar la vivienda, alimentar a sus familias y cubrir las necesidades de sus hijos. La investigación también destaca el papel clave de las redes sociales y el apoyo comunitario en la vida cotidiana de los ucranianos. La mayoría de los refugiados (48,7%) confía en tres o más personas cercanas, ucranianas, que viven en Eslovaquia para que les ayuden a afrontar problemas personales graves, económicos o de otro tipo. En general, los refugiados ucranianos en Eslovaquia se apoyan principalmente en su comunidad nacional, pero los lazos con la sociedad eslovaca son también una importante fuente de apoyo social, especialmente para las mujeres. Los resultados de nuestra investigación muestran que el 93% de los niños de 6 a 14 años cuyos padres participaron en la encuesta asisten a la escuela primaria, y el 89,7% de los jóvenes de 15 a 17 años continúan sus estudios en la secundaria. A pesar de las elevadas tasas de matriculación, muchos de estos niños se enfrentan a serias barreras para integrarse plenamente en el entorno escolar, siendo la más significativa la barrera lingüística. Otros factores son la falta de información sobre la matriculación, las dificultades económicas con las ayudas y los problemas relacionados con el desconocimiento de la lengua eslovaca. Los ucranianos están interesados en integrarse en la sociedad eslovaca y se sienten bien aceptados en el país (57,7 %). Sin embargo, casi una cuarta parte declararon haber sufrido no aceptación o malos tratos a causa de su origen. La mayoría de los encuestados, hombres y mujeres, hablan eslovaco a un nivel suficiente para poder comunicarse. Aunque sólo una pequeña proporción de ellos (2,2 %) tiene conocimientos a nivel de lengua materna, casi una cuarta parte puede conversar y escribir con fluidez en eslovaco y casi la mitad puede hablar eslovaco en situaciones corrientes y entender el texto. Aunque encuestados afirmaron sentirse ante todo ciudadanos de Ucrania, también se identifican en gran medida con Europa (50,4 %) y Eslovaquia (45,4 %). El 44,3% de los encuestados se perciben a sí mismos como refugiados, cosa que se acentúa especialmente en los casos en que han experimentado la no aceptación por parte de los eslovacos. Las experiencias negativas de contacto con personas de Eslovaquia y la no aceptación por parte de la sociedad mayoritaria también están relacionadas con una peor salud mental de los ucranianos, que experimentan con más frecuencia sentimientos depresivos y estrés, y con su menor satisfacción con la vida que llevan. Eslovaquia, que estaba considerado un país de tránsito, está experimentando una transformación gradual para convertirse en un país que ofrece oportunidades de asentamiento estable y a largo plazo. Según los resultados de la encuesta, más de tres cuartas partes (76,3 %) de los preguntados, de ambos sexos, tienen previsto permanecer en Eslovaquia más de cinco años, lo que indica un cambio fundamental en la percepción del país. Así, tres años después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, Eslovaquia se está convirtiendo gradualmente en un país en el que muchos refugiados ven perspectivas de futuro. Los resultados de la investigación muestran que la integración de las personas procedentes de Ucrania avanza, pero se enfrenta a varios retos, especialmente en los ámbitos de la educación, empleo y el apoyo a los grupos vulnerables. Por tanto, el futuro de su integración dependerá también de la capacidad de Eslovaquia para desarrollar políticas integradoras y un apoyo global que reflejen las necesidades reales.
Fuente: SAV