Eslovaquia quiere desempeñar un papel igual de importante que otros estados miembros de la UE en la creación del futuro Fondo de Competitividad de la Unión Europea. Con estas palabras se pronunció la ministra de Economía, Denisa Saková, tras salir de la reunión del Consejo de Competitividad de la UE celebrada el lunes en Bruselas.
Saková señaló que los ministros se centraron en tres temas principales: la creación del Fondo de Competitividad de la UE, la meta de prohibir la producción de motores de combustión después de 2035 y la simplificación de los procesos de funcionamiento del mercado único de la UE. Precisó que el Fondo de Competitividad debería contar con un presupuesto de cerca de 450 000 millones de euros en el próximo período de programación, mientras que las conversaciones actuales se centran en el establecimiento de los diferentes instrumentos del fondo.
“Queremos que Eslovaquia desempeñe un papel importante en los primeros debates sobre a quién se delegarán los fondos y cómo, para que tenga una voz fuerte como los demás, para que no ocurra que nuestros empresarios reciban un porcentaje insignificante, que se tenga en cuenta el potencial de la economía de cada Estado miembro y no se hagan los cálculos sólo en base al número de habitantes”, agregó la ministra.
En su opinión, los debates en la industria automotriz están marcados por el hecho de que los grandes Estados miembros y las potencias automotrices como Eslovaquia están instando a la Comisión Europea a que reconsidere sus objetivos de descarbonización para el sector automotriz y sea el propio mercado el que decida si priorizar la producción de autos eléctricos o con motores de combustión.
Saková, por otro lado, agradeció el compromiso de la Comisión Europea de presentar una propuesta para finales de este año sobre cómo abordar esta cuestión y acogió con satisfacción los debates sobre el denominado ómnibus, el sexto paquete de medidas para simplificar las normas y reducir la burocracia en el mercado único, que podría ahorrar a las empresas europeas hasta 8.600 millones de euros al año.
Sin embargo, Saková llamó la atención sobre los cálculos de la Presidencia danesa del Consejo de la UE, según los cuales las próximas regulaciones a nivel de la UE podrían aumentar la carga para las empresas entre 70.000 y 80.000 millones de euros al año. En su opinión, esto significa que la Comisión Europea debe abordar esta cuestión de forma más constructiva para garantizar la competitividad de la UE y, sobre todo, para que las pequeñas y medianas empresas tengan un mejor acceso a los fondos comunitarios.