Krupina es una ciudad pequeňa que se halla en una zona montaňosa de los Štiavnické vrchy, en el centro del país. En sus alrededores podemos encontrar los monumentos naturales como son Krupinské bralce o el parque protegido de Mäsiarsky bok. Los valles de Krupina están adornados por los jardínes de arboles frutales. Ahora visitaremos un jardín o vergel de cerezas donde crecen las Krupinské dudečky.
Habla el ingeniero forrestal, seňor Ján Ďurica.
Las cerezas de Krupina – Krupinské dudečky están famosas no solo en el territorio eslovaco, sino también en Viena o Budapest a donde, en el pasado, las exportaban con grandes carros.
En la entrada al jardín de cerezas está escrito: El jardín de cerezas Papuľka pertenece al municipio de Krupina y cada habitante de la ciudad puede entrar en él y recoger cerezas. El límite máximo a persona es de 10 kilos. Pedimos a todos para que tengan cuidado con las ramas de los arboles y para que dejen el jardín ordenado.
De verdad queremos que el jardín sea a disposición de todos y por eso lo cuidamos, para que los arboles no pierdan su fertilidad.
Y como son estas cerezas Krupinské dudečky? Se difieren de otras cerezas?
Los mismos frutos no son muy grandes. Hay varias variedades de cerezas cuyos frutos son más grandes. Pero las dudečky son particularmente dulces. Esta es su característica principal. Según mi opinión es la mejor variedad de cerezas que existe. También son ideales para la preparación de los dulces como son, por ejemplo el strudel. El strudel con dudečky y requesón es una exquisitez indescriptible. Igualmente buenas son para las mermeladas, tartas, los ňoquis a la fruta o para el aguardiente que llamamos “čerešňovica“.
El jardín de cerezas Papuľka está conectado con la ciudad de Krupina a través de un sendero ecológico en el que están puestas varias paradas didácticas.
En ellas se les explica a la gente la historia agraria de este territorio, la historia del cultivo de arboles frutales, del procesamiento de fruta, de varias formas de secado, conservación, etc. Por ejemplo, antes se iba al panadero y cuando él sacaba el pan del horno, este se barría inmediatamente y se colocaban frutas en él para que se secaran.
Mirar el jardín ahora no es nada extraordinario. Pero en primavera debe ser muy bonito, verdad?
En primavera nuestro valle es un paraíso. La gente viene aquí para contemplar el paisaje de los jardines frutales, al fondo de los cuales se divisan las montaňas de Krupinská planina, Štiavnické vrchy, el monte Sitno y el castillo Bzovík. Es una maravilla!
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