El vino espumoso surgió en Francia en el siglo XVII al embotellar el vino antes de terminar la fermentación. En lo que se refiere al Imperio Austro-Húngaro, los primeros en producir vino espumoso fueron en 1825 dos hombres de Bratislava o Pressburg o Pozsonyi en aquel entonces. Así pues, la producción del vino espumoso en Eslovaquia festeja este año su 200 aniversario. Con esta ocasión el historiador y experto de viticultura Štefan Hrivňák editó el libro titulado “Burbujas de oro“. A la redactora Kerstin Jakubik le reveló que todo empezó con la genial colaboración de dos hombres.
Eran dos ciudadanos, llamados Johann Fischer y Michael Schönbauer y fue una combinación lógica entre un intelectual, un doctor en medicina y un hábil comerciante con suficiente capital. Fue muy difícil, porque además de las instalaciones, necesitaban productos adecuados, es decir, no solo vino, sino también botellas de vidrio que debían ser adaptadas y endurecidas, ya que durante el proceso de maduración del vino la presión en la botella es muy alta, para que no se rompieran. Necesitaban corchos, levadura, es decir, una gran cantidad de material que no era fácil de conseguir.
Sin embargo, el primer vino espumoso del Imperio Austro-Húngaro no llevaba el nombre de estos dos hombres... La marca que llegó a ser famosa y cumple ya más de 155 años se llama Hubert.
La marca se llama así porque en la década de 1870, los Hubert, una familia burguesa de Bratislava, adquirieron esta bodega, compraron la tecnología y comenzaron a escribir una nueva historia. Se trata de la bodega más antigua dedicada a la producción de vinos espumosos en Hungría, algo que ellos mismos destacaron en su estrategia de marketing. Gracias sobre todo a esta familia, la marca ha perdurado hasta nuestros días.
En Francia fue Champagne, en España el Cava catalán, en Italia el Prosecco o vino Spumante... y en entonces Hungría, más tarde Checoslovaquia y ahora Eslovaquia continúa siendo la marca dominante la de los Hubert.
No se trataba solo del hecho de que se tratara de una producción local, sino que desde el principio fueran líderes en el mercado, se orientaran hacia un mercado más amplio, incluso hacia la exportación, y tuvieran la suerte de contar con personas que aportaran algo nuevo a la empresa. Durante el socialismo, la marca Hubert se trasladó a Sereď y toda la producción de vinos espumosos se concentró en Sereď, como único productor de vino espumoso durante el socialismo.
En el Museo de la Ciudad de Bratislava han inaugurado una exposición titulada “Realidades familiares”, en la que presentan a diez familias burguesas de Pressburgo, o Bratislava. ¿Cómo es que mencionamos esta exposición en este contexto?
Una de ellas es la familia Hubert, a la que, sin embargo, miramos desde una perspectiva un poco diferente... Seguimos el destino de esta familia, en la que las mujeres construyen la reputación familiar. Lo que resulta muy interesante de la familia Hubert es que, en el siglo XIX, en los inicios de la emancipación femenina, tenemos ejemplos tan brillantes de mujeres que eran lo suficientemente valientes e inteligentes, y que también tenían cierta influencia económica, como para permitirse ponerse al frente de la empresa y convertirse en cabeza de familia. Es una historia muy interesante la que presentamos en esta exposición.
Hablando de los vinos espumosos de Eslovaquiatenemos que recordartambién otro vino famosísimo que incluso se hundió junto con el buque Titanic en 1912. En el buque lleno de deleites y entretenimientos se servían solo exquisiteces de calidad superior. Entre estas fue el vino eslovaco, precisamente el llamado “sekt de Jacob Palugyay” que también hoy podemos encontrar en el mercado eslovaco. Para descubrir este vino y su historia entrevistamos a la enóloga Ľuba Lišková.
El palacio de Palugyay se encuentra en Bratislava, en frente de la estación central de trenes, en la calle Pražská. Su dueño, Jacob Palugyay, empezó a producir el vino en 1844. Puesto que fue tan exitoso y su vino alcanzó un alto nivel de calidad, enseguida empezó a exportar su vino por varias partes del mundo. Por eso construyó el vinoducto que, encontrándose su palacio en frente de la estación, llevaba el vino por debajo del suelo directamente de su casa a los vagones.
El vino de Palugyay consiguió algunos éxitos y su sabor lo describían los periódicos tanto en Pressburg, como en Viena o Budapest. En Bratislava o Pressburg Palugyay abrió un restaurante en la zona de recreación conocida bajo el nombre de Železná studnička o Pocito de hierro. En fin, hay que reconocerle una gran intuición emprendedora a la familia de Palugyay.
Palugyay tenía dos hijos, ambos muy hábiles. Uno estudiaba economía y otro viajaba por el extranjero. Estos hijos llegaron a enterarse de la existencia de los vinos espumantes y enseguida descubrieron la tecnología de su producción y empezaron a producirlos. Incluso Palugyay metía el vino en botellas personificadas, originales, producidas ex professo, cuyas etiquetas también tenían un diseño original. Su comercio se basaba mucho en las experiencias que su familia obtuvo en el extranjero. Podríamos decir, que Jacob Palugyay fue el pionero en la producción de los vinos espumantes en Eslovaquia. Aunque luego llego a ser más famoso Hubert, Palugyay fundó su empresa antes. El éxito más importante de Palugyay fue que su “Sekt” se sirvió en el buque Titanic. Otro éxito lo obtuvo en la exposición de vinos en Viena y fue un premio al diseño. Palugyay fue un perfeccionista, a veces incluso quisquilloso. Fue famoso por haber dado mucha importancia a la limpieza. Ya en esos tiempos usaba para limpiar el sistema de vapor, que es un sistema que hasta hoy día permanece como uno de los mejores medios de desinfección.
Los vinos de Hubert y Palugyay se exportaban por todos los rincones del mundo.
Historia de vinos espumosos
Máte problém s prehrávaním? Nahláste nám chybu v prehrávači.